Atardecer de Otoño con Viento Fresco

Esta semana parece que el otoño dormido empieza a llamar a la puerta de nuestras casas, que su despertar ha tardado y se nos ha hecho de rogar, pero ya empieza amenizar los días con ese viento fresco matinal que nos recuerda que ir de corto ya empieza a ser una temeridad.

Más, aún me atrevo decir que solo se despereza o eso quiero pensar porque si viene el otoño espero que sea con esas lluvias que tanto deseamos y necesitamos. Nuestros árboles no reconocen ya el otoño ya que los de hoja caduca están alterados, unos sueltan hojas como que otros no, algunos confundidos empiezan a soltar parte y si pudieran tomarían cita para el psicólogo. Ahora bien, no para ellas sino para los humanos que estamos tururetos que no tenemos medidas ni contemplaciones, que vemos lo que perdemos pero despilfarramos nuestras energías en gritarnos y en no cuidarnos, que nuestra casa es la Tierra y nosotros somos los únicos responsables y sus herederos.

Otoño, llama a la puerta que yo te abro, que no quiero que llegue el invierno y tu tan solo hayas sido un suspiro de hojas ocres y lluvias superfluas, danos ese ambiente de naturaleza que tan poco vemos en nuestras ciudades.

Por último y quizás lo más importante que las fotos han sido cedidas por mi buena amiga Елена Р.  desde Rusia en el Lago Metz  que se encuentra situado en la región de Tver.

Una larga carretera 

entre grises peñascales, 

y alguna humilde pradera 

donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales. 

Está la tierra mojada 

por las gotas del rocío, 

y la alameda dorada, 

hacia la curva del río. 

Tras los montes de violeta 

quebrado el primer albor: 

a la espalda la escopeta, 

entre sus galgos agudos, caminando un cazador.

                                              Antonio Machado